
Al desnudo, las miradas descifran el misterio de lo invisible, los tímpanos vibran con el silencio, los labios se entreabren para recibir un beso, la respiración abre los poros de la piel, el cuerpo se entrega a las caricias. Al desnudo, la indefensión es sólo una apariencia, el miedo, un engaño de la autodefensa, el pudor, una imposición de la conciencia. Al desnudo, la transparencia se viste con moléculas de aire, acoge la luz y acomoda la oscuridad. Al desnudo, las convenciones pierden a sus progenitores, el artificio se hunde en el abismo, la sinceridad usurpa el trono a la educación. Al desnudo se encienden los fuegos, se agita el mar, se ablanda la tierra. Al desnudo, sin ropajes ni ornamentos, sin maquillajes ni deberes, obedecer la ley es obedecerse a sí mismo.
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