La película“La virgen roja”, dirigida por Paula Ortiz, narra una historia a la que se podría aplicar perfectamente la famosa máxima, atribuida a Oscar Wilde, de que “la realidad supera a la ficción”. Es la historia de Hildegart Rodríguez Carballeira (1914-1933), la niña prodigio republicana, intelectual y activista precoz en pro del socialismo y los derechos de las mujeres, destinada a enfrentarse a una madre, Aurora, que la concibió y educó como un experimento, mezcla tóxica de eugenesia y feminismo, para ser el modelo de mujer del futuro.
Por su carácter insólito, es una historia que se presta a ser abordada como un thriller psicológico. Así lo ha hecho Paula Ortiz, proponiendo una trama que, en medio de las esperanzas suscitadas por la proclamación de la 2ª República, se articula en torno a la contraposición entre la moral estricta y la perversidad de Aurora, que convierte el hogar familiar en una prisión, y la bondad natural que, a pesar del entorno opresor, brilla en Hildegart, una bondad natural que no le impide tomar conciencia de su situación y, llegado el momento, rebelarse.
“La virgen roja” es una película que rescata una historia del olvido, pero es también un film que invita a reflexionar sobre el carácter destructivo de los dogmas y el fanatismo y la necesidad de poner las ideas al servicio de los seres humanos y no al revés. Por tanto, creo que no debe ser valorada desde un “criterio gastronómico” (me gusta/no me gusta), sino desde el interés que puede desprenderse de la historia que narra y la profundidad de su mensaje.
PD.- La mezcla de moralismo y perversidad inscribe el personaje de Aurora, madre de Hildegart, en la tradición de otros personajes femeninos emblemáticos en la historia del cine y el teatro, como Bernarda Alba en “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca, Mrs. Danvers en “Rebecca” de Daphne du Maurier (adaptada al cine por Alfred Hitchcock en 1940) o Madame de Merteuil en “Las amistades peligrosas.”
Deja una respuesta