¿Podríamos verlo así?
Un verdugo armado (num.1) y una víctima desarmada (num.2) en los dos extremos de una plataforma. Bajo la parte desde la que el verdugo amenaza hay un abismo. Aquella en la que está la víctima se asienta en tierra firme.
La sonrisa sarcástica del verdugo denota la seguridad que siente por disponer del poder que le otorga el arma de fuego. El gesto de la víctima expresa la resignación ante el fatal desenlace que presuntamente se avecina. El verdugo no quiere suicidarse, obviamente, pero el cumplimiento de su amenaza le condena a una muerte segura. Se despeñaría al vacío sin remedio.
Es evidente que la víctima tiene la sartén por el mango. Incluso podría adoptar un actitud desafiante: “Dispara si te atreves”. El único problema sería que el verdugo no fuera consciente de su posición en extremo vulnerable. Si lo fuera, cabría la posiblidad de un acuerdo para que ambos pudieran salvar su vida. Pero, irremediablemente, bajo las condiciones que quisiera la víctima que, en ese preciso momento, dejaría de serlo para convertirse en dueña y señora de la situación.
PD.- Viñeta tomada de chistes81.com , gentileza de Antonio Acuña. El post es fruto de la conversación con Francisco Jesús García.
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