El 5 de Agosto de 1939, ya concluída la Guerra civil, más de sesenta jóvenes fueron fusilados frente a las tapias del cementerio de la Almudena de Madrid. Fueron acusados de «adhesión a la rebelión» y condenados injustamente a la pena de muerte, pero su único delito había sido pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas.
Entre los fusilados había 11 mujeres, que fueron designadas por la oposición socialista y comunista como las “13 rosas”, añadiendo al primer número de ejecutadas aquel día, dos que lo fueron posteriormente. Sus edades oscilaban entre los 18 años de las dos menores y los 29 de la mayor.
Con este asesinato, las autoridades fascistas quisieron dar un golpe mortal a las Juventudes Socialistas Unificadas, una organización que, por la edad temprana de su militancia, “amenazaba” con sobrevivir a la guerra y conformar una oposición de futuro.
Se cumple el 84 aniversario.
No hay historia sin memoria, sin el derecho a recordar y ser recordado, y ello implica impedir que los damnificados por violaciones flagrantes de los derechos humanos caigan en las cunetas del olvido.
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