Como el resto de miembros de la factoría fascista global, los de Vox no se han subido al carro de la democracia para mejorarla sino para torpedearla desde dentro con el altavoz que ésta les brinda. Lo hacen con tácticas y discursos que invocan mitos, como la pureza nacional o la masculinidad, al tiempo que aducen amenazas que, supuestamente, los ponen en peligro, como las atribuidas al “izquierdismo”, el “separatismo”, el feminismo, los derechos LGTBI o la inmigración. Los mitos les sirven para alimentar el orgullo irracional y las amenazas para sembrar las fobias. Son las dos caras de la única moneda en la que pueden sobrevivir: la bronca. Ésta les sirve para hacerse oír y hacerse las víctimas cuando son refutados, con objeto de acusar a los demás de lo que son.
En este marco se inscribe su ofensiva negacionista de la violencia machista. Los de Vox apoyan dicha ofensiva en una retórica que contrapone al reconocimiento de la violencia machista, asociada a la “ideología de género” que, según ellos, discrimina a los hombres, la violencia sin género, restringida al ámbito doméstico y en la que todas las violencias son equiparables. Un discurso falaz, bajo el que subyace la idea del machismo como un invento del feminismo y del feminismo como un ideario que va contra los hombres para, así, criminalizarlo. Un traje ideológico hecho a medida del macho ibérico.
Es el mensaje esquizoide que los de Vox quisieron hacer mediáticamente visible el 25 de Noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, boicoteando las declaraciones institucionales de apoyo en las comunidades autónomas y ayuntamientos donde están presentes. El sabotaje como instrumento de propaganda mediática, la parte táctica de la ofensiva. En el acto organizado por el Ayuntamiento de Madrid, el protagonismo adquirido por Ortega Smith, secretario general de Vox, con su soflama negacionista de la violencia de género contra las mujeres, fue una buena muestra de ello, si bien al ser increpado directamente por Nadia Otmani, presidenta de la Asociación Al Amal, de ayuda a mujeres migrantes maltratadas, y víctima de la violencia machista, y no ser capaz siquiera de mirarla a los ojos quedó claramente en evidencia. Un abrazo, Nadia. La cuestión que se plantea es: ¿Cómo es posible que se le otorgue a Vox la oportunidad de capitalizar impunemente un acto de solidaridad con las mujeres víctimas de violencia de genero?
Así que, en conclusión: Que la violencia machista tiene un carácter específico como violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres y que como tal debe ser tratada para su erradicación, que no se reduce exclusivamente al ámbito familiar sino que es un asunto social y que su reconocimiento no implica que se ignoren otras violencias que puedan producirse en el entorno doméstico es una evidencia que no debería merecer discusión alguna. Negarlo, como hacen los de Vox, esconde el interés en absolver la más perniciosa ideología de género, el machismo, y atenta, no sólo contra la dignidad de las mujeres, sino también contra la propia capacidad de la democracia para avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres, que es lo que defiende el feminismo, y resolver problemas reales.
¿No es ésto violencia?
Deja una respuesta