
El cambio climático, traducido en olas de calor extremo y sequías prolongadas, no es la causa directa, pero sí uno de los principales factores agravantes, junto con la despoblación rural, de los incendios forestales. Eleva el riesgo de que los incendios se produzcan, se propaguen con más fuerza, alcancen mayor intensidad y resulten cada vez más difíciles de controlar. No es una opinión, es una evidencia científica. Por tanto, toda tarea de prevención implica, necesariamente, la lucha contra el cambio climático.
A pesar del consenso científico generalizado sobre la relación entre el calentamiento global y la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, y la proliferación de catástrofes naturales como los incendios forestales, la ultraderecha persiste en su agenda negacionista. Todo negacionismo se sostiene en una teoría conspiratoria. En ocasiones, el negacionismo ultraderechista llega a asociar el consenso científico en torno al cambio climático con una “conspiración globalista” que persigue adoctrinarnos y alterar nuestro estilo de vida. Un auténtico delirio ideológico. Con este tipo de relatos, pretende desactivar toda acción político-social destinada a hacer frente a la emergencia climática, poniendo a buen recaudo los intereses económicos de la industria fósil, principal responsable de las emisiones de efecto invernadero que provocan el calentamiento global.
En plena oleada de incendios forestales en España, que han arrasado miles de hectáreas, obligado a desalojar poblaciones enteras y causado graves daños a la agricultura y la ganadería, la ultraderecha patria, a través de figuras como Díaz Ayuso en el PP y Ortega Smith en Vox, no ha dudado en aprovechar la situación de conmoción pública para culpar de los incendios a lo que llaman ‘fanatismo climático’ y agitar el fantasma de las supuestas ‘agendas ideológicas’ —Agenda 2030— que —según ellos— impedirían limpiar montes, márgenes de ríos o realizar desbroces. Un bulo como una catedral que la propia Ley de Montes desmiente. Dicha ley no solo no prohíbe esas tareas, sino que las hace obligatorias en muchas comunidades autónomas. Desde luego, no hay peor ideología que la que no se reconoce como tal.
No es algo nuevo. El PP y Vox carecen de respuestas para los problemas que genera el modelo neoliberal y extractivista que representan. Por eso basan su estrategia no en aportar soluciones, sino en buscar culpables. Tras la DANA que devastó Valencia en octubre de 2024, acusaron a la Comisión Europea y al Gobierno de Pedro Sánchez de haber promovido, a través del Pacto Verde, la demolición de presas que supuestamente podrían haber contenido las riadas. En realidad, no se ha derribado ninguna presa en en los últimos 24 años en la Comunitat Valenciana. Y en abril de 2025, durante el llamado ‘gran apagón’, la ultraderecha aprovechó la coyuntura para responsabilizar a las energías renovables y defender la energía nuclear. Todo con tal de desviar la atención del cambio climático y dinamitar las alternativas limpias para hacerle frente.
Frente a la emergencia climática, que tiene en los incendios forestales una de sus expresiones más devastadoras, especialmente en la cuenca mediterránea, el negacionismo, el conspiracionismo y la ‘bulocracia’ ultraderechistas operan como un auténtico lastre social. Nombrar las cosas por lo que son es condición indispensable para que las cosas cambien. El cambio climático es un hecho avalado por la ciencia y, por tanto, lo que procede no es discutir su existencia, sino combatirlo con políticas públicas audaces de prevención, transición energética y adaptación. Algo que, por los intereses que representa, no puede hacer la derecha reaccionaria.
👏👏👏
Gracias Javier
Un abrazo