Con la designación del ex-matador Vicente Barrera como vicepresidente de la Generalitat valenciana y conseller de Cultura por Vox, en virtud del acuerdo de gobierno con el PP de Mazón, el lobbie taurino, especialmente influyente en la región, ha entrado de lleno en el Gobierno autonómico. Es un paso más en el programa de las ultraderechas (PP y Vox) para recuperar e impulsar la tauromaquia, entre otros “valores patrios” como la caza, en un contexto en el que la conciencia contra el maltrato animal, especialmente en los festejos taurinos, se ha extendido ampliamente en la sociedad. ¡Para ésto sí sirven las subvenciones públicas!
Este programa se justifica en nombre de la cultura y la tradición, un comodín que sirve para subestimar lo que la tauromaquia realmente es: una industria sustentada en un espectáculo público que consiste en hacer del maltrato, la tortura y la muerte de un animal pacífico, como es el toro, un ritual festivo. A este respecto, la tauromaquia contradice principios éticos fundamentales de respeto a la vida animal y, por tanto, invocarla como seña de identidad colectiva para rescatarla con fondos públicos, como hace la ultraderecha, socava la idea de una sociedad inclusiva y respetuosa con todas las formas de vida.
La cultura y la tradición no se definen por sí mismas, sino por los valores que transmiten. La “antitauromaquia” también es cultura y tradición, apoyada, en este caso, en valores positivos de cambio y evolución frente a corsés identitarios congelados en el tiempo.
El ensayo “Antitauromaquia”, redactado por Manuel Vicent e ilustrado por El Roto, realiza un auténtico escrache a la “fiesta nacional”, fundamentándose en la historia y, al mismo tiempo, el compromiso con una integración amable de los seres humanos y los animales donde no tenga cabida la exhibición festiva del sacrifico. Lo leí hace años y me sirvió de mucho. Las dos ilustraciones que acompañan este post están tomadas del libro.
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