Desokupa es una compañía de matones neonazis al servicio del capital financiero-inmobiliario. El pasado 3 de Julio desplegó en el centro de Madrid una lona propagandística en la que la expresión indolente de Pedro Sánchez se contrapone al rugido salvaje del cabecilla de la banda, Daniel Esteve, con el siguiente slogan: «Tú a Marruecos, Desokupa a la Moncloa». Además, en el dorsal de la lona aparecen las imágenes de dirigentes de Podemos (Irene Montero, Ione Belarra, Alejandra Jacinto, Pablo Echenique y Pablo Iglesias), del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, y (¡ojo al dato!) del exdiputado conocido como Tito Berni bajo el epígrafe: «En ocho años hemos recuperado las casas de 7.600 familias sin condenas. Os echaremos de menos a todes”. ¡Un dato engañoso para avalar una chulería!
La lona expresa lo que ha sido el sueño masturbatorio de las ultraderechas desde la moción de censura que hizo presidente a Pedro Sánchez y, sobre todo, desde la constitución del actual Gobierno de coalición: “okupar” la Moncloa, sacar a hostias al presidente como si se tratara de un “okupa” atrincherado en la residencia presidencial y emprender una labor de limpieza contra sus aliados en el Gobierno y el Parlamento. Es un mensaje a todas luces golpista, guerracivilista, antidemocrático, que cumple con la “misión” que el sistema encomienda a las fuerzas reaccionarias y, entre ellas, al fascismo: absolver las miserias propias atribuyendo males mayores a quienes las ponen en evidencia, sirviéndose para ello de la difamación y el odio. Quien no conoce la historia puede caer con facilidad en estas trampas.
El problema central de la vivienda en España no está en la “okupación”, sino en los desahucios, el acaparamiento de viviendas vacías y el encarecimiento de alquileres e hipotecas. Su origen está en un sistema que promociona la vivienda como un bien de mercado con el que especular y no como un derecho de ciudadanía. Quienes patrocinan este sistema (el gran capital financiero-inmobiliario, los grandes grupos mediáticos que dependen de su financiación y las formaciones derechistas que lo representan, PP y Vox) no están en disposición de ofrecer soluciones a los problemas que ocasiona. En este marco, la agitación del fantasma de la “okupación” les sirve para desviar el foco de los problemas habitacionales reales antes mencionados, poner a buen recaudo a los responsables de los mismos (grandes bancos, fondos buitre y fondos de inversión) y disponer de un arma arrojadiza con la que desgastar al Gobierno.
Es éste el telón de fondo que permite que empresas de seguridad, como Securitas Direct, multiplique sus ventas de alarmas o una agrupación como Desokupa, dedicada a desalojar viviendas ocupadas por personas sin recursos, promocione sus servicios. Para ello han gozado, desde 2020, de toda una cobertura publicitaria en medios impresos y digitales, redes sociales y programas de radio y televisión, entre los cabe mencionar, por sólo poner un ejemplo, los engendros mediáticos mañaneros que capitanean Ana Rosa Quintana o Susana Griso en Mediaset y Atresmedia, respectivamente.
Daniel Esteve, el “desokupador” que sueña con “okupar” la Moncloa, podrá señalar enemigos para presentarse como salvador, enarbolar la pulserita rojigualda para blanquear sus mensajes de odio en redes sociales o amenazar con crear un “ejército de la calle” en nombre de la defensa de España frente a los inmigrantes. Todo ello no evoca compromiso social alguno. Forma parte de lo que, en realidad, es Desokupa: un cochino negocio que utiliza la intimidación y la fuerza para hacer aquello para lo que ya existen cauces legales y cuyos principales clientes no son las «pobres ancianitas a las que les okupan la casa cuando van a comprar el pan», sino los grandes propietarios inmobiliarios, que son los que pagan. En realidad, lo que Desokupa teme es que la reedición de un gobierno de coalición PSOE-SUMAR pueda acabar con sus prácticas para-policiales. Ésto es lo que hay en su lona del odio y lo que explica que quiera quitar a Sánchez para poner a Feijóo y Abascal. Le va en ello la continuidad y la impunidad de su alegal “chiringuito”. Un engaño.
No se pueden hacer negocios con los desahucios. Con el odio sí, sobre todo si se goza del amparo de fuertes posiciones de poder en la empresa, la judicatura o la policía. Sin estos apoyos, Desokupa no sería nada. En el fondo, son unos p…cobardes.
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