De un día para otro el tablero político establecido tras la formación del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos en Enero del año pasado ha dado un vuelco sustancial. El 10 de Marzo, Ciudadanos y PSOE presentaron en Murcia una moción de censura contra el Gobierno de Fernando López Miras, una coalición del PP y los propios Ciudadanos. Horas después, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, convoca elecciones anticipadas para el próximo 4 de Mayo, con la excusa de que a ella le estaban preparando algo parecido, y anuncia como lema de campaña el slogan “Socialismo o libertad”. Al día siguiente, tres diputados de Ciudadanos de Murcia anuncian que no votarán a favor de la moción de censura presentada por su propio partido. Prefirieron las tres nuevas consejerías que se les ofrecieron en el Gobierno de Murcia antes que seguir las directrices de su partido. Quienes promovieron la moción de censura no debieron tener muy en cuenta que estaban lidiando con el PP, el partido de las componendas y los maletines con dinero negro.
Casi al mismo tiempo que Ayuso anuncia las elecciones, PSOE y Más Madrid presentan sendas mociones de censura en la Comunidad de Madrid con la intención de impedir el adelanto electoral. La última palabra estaba en el TSJM (Tribunal Superior de Justicia de Madrid) que resuelve dando la razón a Ayuso. Cinco días más tarde, mientras se desata una espantada de cargos y militantes en Ciudadanos, Pablo Iglesias hace un movimiento político que descoloca a propios y extraños: anuncia que abandona la vicepresidencia 2ª del Gobierno para presentarse a las elecciones madrileñas. Isabel Díaz Ayuso, que enseguida ve en Pablo Iglesias a su principal rival electoral, reconvierte su lema de campaña, que pasa a ser “Comunismo o libertad”. Al final, Fernando López Miras supera la moción de censura gracias, además de a los tres tránsfugas de Ciudadanos, a cuatro diputados ultraderechistas, tres que fueron expulsados de Vox pero que siguen actuando con la marca de la formación y otro más todavía fiel al mismo, que ofrecieron su apoyo con la vista puesta en la Consejería de Educación y la implantación del llamado “PIN parental”, una agresión en toda regla al derecho a la educación y a la libertad de cátedra.
Hagamos una lectura rápida:
1) Ciudadanos estaba en caída libre tras los fracasos electorales en las elecciones generales de 2019 y las catalanas del pasado 14 de Febrero, que han situado al partido en la irrelevancia. La moción de censura en Murcia le daba la posibilidad de dar un aldabonazo político redentor, pero le salió el tiro por la culata.
2) Isabel Díaz Ayuso convocó las elecciones anticipadas, no porque Ciudadanos y PSOE hubieran urdido una operación semejante a la de Murcia para desbancarla del Gobierno de Madrid, sino por el interés en aprovechar la circunstancia creada en Murcia para desembarazarse de Ciudadanos, gobernar en solitario o bien con Vox y, de paso, postularse como alternativa al liderazgo de Pablo Casado en el Partido Popular a nivel nacional.
3) En las sendas mociones de censura del PSOE y Más Madrid había un cálculo político añadido al de intentar frenar la inestabilidad derivada de una convocatoria electoral: el cálculo de que Isabel Díaz Ayuso, según todos los sondeos, tenía todas las papeletas en su mano para ganar las elecciones por una amplia mayoría que podía llegar a ser absoluta con el apoyo de Vox.
4) Mónica García e Isa Serra, portavoces parlamentarias de Más Madrid y Unidas Podemos respectivamente, hicieron una encomiable labor de oposición al Gobierno de Ayuso; pero con el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Angel Gabilondo, desaparecido en combate durante lo que va de legislatura e Isa Serra enfrentada a la posibilidad de ser inhabilitada para repetir como candidata electoral por tener pendiente una causa judicial fabricada en su contra (1), la situación no parecía la más propicia para una victoria electoral de las fuerzas progresistas. No resulta descabellado pensar que en esta situación de lawfare contra Isa Serra, Unidas Podemos podía, incluso, perder su representación en la Asamblea de Madrid.
5) La decisión de Pablo Iglesias de dejar el Gobierno y presentar su candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid es propia de un auténtico emprendedor político. Si su actividad política hubiera estado guiada por la ambición de poder, que es de lo que le acusan, se hubiera quedado donde estaba. Lo que ha hecho Pablo Iglesias es, simplemente, leer el momento político y actuar en consecuencia asumiendo todos los riesgos, que no son pocos. Sabe Pablo Iglesias que el ascenso de la ultraderecha y de su proyecto de nación excluyente constituye un riesgo para la democracia y los derechos humanos; que un Gobierno de la ultraderecha en Madrid, presidido por Ayuso y con el apoyo de Vox, tendría una repercusión, no sólo en la Comunidad madrileña, sino también en el conjunto en el país; y que la reconstrucción de Podemos, un partido que ha contribuido a enriquecer la democracia española manteniendo viva la llama del 15M, pasa necesariamente por su reconstrucción allí donde nació, en Madrid. Es por todo ello por lo que Pablo Iglesias ha dado este paso.
6) Que Isabel Díaz Ayuso utilice como lema de campaña el slogan “Comunismo o libertad”, propio de la maquinaria ideológica occidental de la Guerra Fría, no dice nada ni de la libertad ni del comunismo, pero lo dice todo de alguien que entiende la política como un trabajo activo en pro de la polarización, donde el significado de las palabras es aquel que se le quiera atribuir para que pueda servir de arma arrojadiza.
(1) Isa Serra fue falsamente acusada de agredir a agentes de la Policía Municipal durante la protesta vecinal por la ejecución de un desahucio en el barrio de Lavapiés de Madrid en 2014.
Paco dice
Buen resumen de los hechos acontecidos, contados con rigor histórico y en clave interpretativa clara y simple, tal y como prescribe el principio de la «Navaja de Ockham».
Hay momentos, como el actual, en el que la Historia se acelera a velocidad superior a la de las redes sociales.
Hay ahora dos hechos nuevos a analizar que se superponen al sainete derechista: el drama (¿o tal vez la pantomima?) de la respuesta de Más Madrid y del Partido Socialista al llamamiento de Pablo Iglesias (suscrito unánimemente y con ilusión por Unidas Podemos) a la unidad de objetivos de la izquierda para las elecciones del 4 de mayo.
La respuesta ¿progresista? fue un desplante de la candidata Mónica García parapetándose, en el peor sentido del término, tras una pantalla hormonal y el desaire del candidato Gabilondo al abrazar a un fantasma, Ciudadanos que posiblemente está dejando de existir, antes que contemplar la posibilidad, ni siquiera remota, de un pacto de Gobierno de izquierda para la comunidad de Madrid.
Malos tiempos para la lírica
RAQUEL LLOPIS dice
Como siempre un análisis muy claro de la situación .Habrá vuelta atrás en los desencuentros entre Podemos y Más País para poder aunar sus fuerzas? Y la señora Ayuso será capaz de obtener mayoría? No me gusta el escenario que preveo.
Un abrazo
Paco dice
Los desencuentros siempre pasan factura. En las relaciones personales y también en política.
De momento ya hay un precio alto a pagar: el chispazo de ilusión que saltó ante la posibilidad de una candidatura conjunta se ha apagado. La historia repetida, por cada Frente Judaico de Liberación siempre habrá un Frente del Pueblo Judaico que prefiera poner por delante sus señas de identidad antes que hacer un frente común contra los romanos.
No me quejo. solo río, sonrío …. y silbo