Hay viñetas que lo dicen todo, o casi, como la que encabeza este post, obra de Ferrán Martín, publicada en 2020. Ilustra la trama cocinada en la trastienda del poder para romper el pacto que sustenta al Gobierno de coalición. Una trama que no tuvo el más mínimo pudor en actuar a pleno rendimiento aprovechando el drama vivido en el país con la pandemia. Podría completarse la representación que la viñeta transmite añadiendo al repartidor de fondos, privados y públicos, utilizados para financiar el “Estado profundo” o al troll encargado en redes de la disfusión de bulos, “mantras” o informaciones tóxicas.
No constituye este tipo de trama un fenómeno exclusivamente español. En las dos últimas décadas, en América Latina, el lawfare o guerra jurídica ha formado parte de las campañas contra movimientos sociales y gobiernos democráticos que no actúan en función de las líneas rojas marcadas por las posiciones de poder establecidas, cada vez más proclives a depositar en la ultraderecha su confianza como fuerza de choque. A pesar de todo, la democracia sigue haciendo frente a esta forma de golpismo.
No está de más recordar. Esta estrategia de acoso y derribo al Gobierno de coalición ha sido una constante en la acción política desplegada por el PP y Vox a lo largo de esta legislatura. Si tenemos en cuenta que la crítica es el fundamento que permite mejorar las cosas, no parece que sustituirla por esta estrategia destructiva anticipe que las cosas vayan a ir a mejor con ambas formaciones gobernando . Más bien evidencia lo contrario: que para las derechas de este país lo único importante es la reconquista del poder cuando no lo tienen. Parece que pretendan mantener vivo el gen de Don Pelayo.
PD.- El pasado 10 de Mayo, el comisario Villarejo, protagonista fundamental de la actividad de las cloacas del Estado en los últimos años, compareció en el Congreso de los Diputados para declarar sobre la llamada “Operación Cataluña”, nombre con el que se conoce la trama encabezada por el ex-ministro del Interior, Fernández Díaz, para incriminar a diferentes líderes del procês catalán mediante la fabricación de pruebas falsas. Resulta sorprendente que la comparecencia apenas haya tenido eco en los grandes medios de comunicación, cuando algunas de sus declaraciones podían haber dado pie a llamativos titulares, como cuando afirmó (cito de memoria) que todo Estado dispone de herramientas para eliminar a quien señala como un adversario incómodo. No fue así. ¿Por qué será?
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