Cuentan los guaraníes que un día hubo un enorme incendio en la selva.
Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.
De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.
Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse.
Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección.
Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario:
¿Qué haces colibrí?, le preguntó.
Voy al lago -respondió el ave- tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio.
El jaguar se sonrió.
¿Estás loco?- le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagar lo con tu pequeño pico tú solo?
Bueno- respondió, el colibrí- yo hago mi parte…
Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago.
Tomado de la Web: «Cambiarse a si mismo para cambiar el mundo».
Y no es poco que cada uno haga su parte. Una piedra arrojada al centro de la charca en poco la modifica pero sus ondas llegan a todas sus orillas.
Es más fácil tratar de cambiar el mundo que cambiarse a uno mismo…