Cuenta una historia que hubo una vez un reo que acumulaba varias sentencias de muerte y sintió un enorme alivio cuando la Muerte le comunicó que le habían sido conmutadas todas las penas…, todas excepto una.
Es difícil no ver un paralelismo entre la parábola mencionada y la escenificación del acuerdo firmado el pasado 27 de julio entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Donald Trump, donde la primera se muestra plenamente complaciente con el presidente estadounidense después de que éste le colara un golazo por la escuadra disfrazado de falsas concesiones
Veamos:
1) Después de que Trump utilizara la amenaza de subir los aranceles al 30% como baza negociadora, se aprobó un aumento del 15% sobre la mayoría de las exportaciones europeas a Estados Unidos, un porcentaje que triplica el arancel previo, sin que la Unión Europea reciba a cambio ninguna contrapartida. Los productos estadounidenses que compra Europa seguirán libres de tasas. (Estados Unidos 15, Unión Europea 0)
2) Después de que el gas ruso haya sido un componente crucial en el desarrollo industrial europeo, especialmente en Alemania, hasta la guerra en Ucrania, este acuerdo compromete a la Unión Europea a gastar 750.000 dólares (aproximadamente 640.000 millones de euros) en la compra de productos energéticos estadounidenses, como gas natural licuado, petróleo y combustible nuclear, que son considerablemente más caros que las fuentes de energía rusas. Desde luego, el sabotaje que destruyó los gaseoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, el 26 de septiembre de 2022, encargados de transportar gas natural desde Rusia a Alemania a través del Mar Báltico, no fueron en absoluto inocentes.
3) Después de difundir el relato de que era necesario que Europa se rearmara porque así dejaría de depender militarmente de Estados Unidos, el pacto obliga a la Unión Europea a desembolsar 600.000 millones de dólares adicionales (aproximadamente 510.000 millones de euros) para incrementar sus compras de material militar a Estados Unidos.
En otras palabras, el acuerdo es, en realidad, una claudicación. En virtud del mismo, la Comisión Europea se somete al chantaje arancelario de Trump y acepta que la Unión Europea quede relegada a una situación de dependencia energética y subordinación militar con respecto a Estados Unidos. Una humillación en toda regla, que, además, contó con su escenario ad hoc: no un lugar oficial, sino un campo de golf en Escocia propiedad del magnate estadounidense. Las consecuencias que se derivarán de este vasallaje parecen claras: mayores costos para los productores europeos, energía más cara para los consumidores y desvío de fondos públicos desde la inversión social hacia el gasto militar.
Y, como en la parábola del reo, las élites y los grandes medios europeos celebran como un éxito haberse disparado en el pie. ¿Cómo calificarlo?
Deja una respuesta