Nunca en la historia de los 40 años de democracia española, tras la dictadura fascista, había adquirido tanto protagonismo una urna en concreto, con su forma propia. Ha sido gracias a su valor simbólico como expresión del referéndum sobre la autodeterminación celebrado en Cataluña el pasado 1 de Octubre.
Durante todo este tiempo la «cita con las urnas» ha sido invocada una y otra vez como la referencia democrática por excelencia. Sin embargo, cuando en Cataluña la «cita con las urnas» ha respondido a la demanda ciudadana en favor del «derecho a decidir» sobre la independencia, el ejercicio del voto se ha convertido, para la cofradía unionista española, pilotada por el Gobierno del Partido Popular, en un acto ilegal, delictivo, que ha servido de justificación para un despliegue de violencia institucional y policial contra la ciudadanía pacífica sin precedentes.
Tras la jornada del referéndum hay algo que ha triunfado en Cataluña: la democracia, la legitimidad de la ciudadanía de Cataluña para decidir su destino como nación y el apoyo sin fisuras de quienes, en cualquier lugar, aboga por los derechos humanos y la empatía social.
Mi homenaje a l@s verdader@s protagonistas de estas jornadas, l@s valientes que van a cara descubierta.
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