En Argentina, Mafalda no pudo cumplir su sueño, al menos por ahora. Lo impidió el triunfo del presidente de la motosierra en las elecciones legislativas del pasado domingo. Mafalda (Quino) creía en un mundo regido por la justicia social, la paz y la libertad. El programa de Milei apunta en dirección contraria. Promete la redención de la nación, pero en la práctica va contra los derechos de los trabajadores y los servicios públicos —educación, sanidad, pensiones—, y a favor de las élites empresariales y de la entrega de los recursos naturales del país a los intereses de Washington.

Días antes de las elecciones, en la Casa Blanca, Milei se había postrado de manera vergonzosa ante Trump, y este no dudó en asumir el papel de chantajista imperial: no habría rescate financiero si Milei no ganaba. El objetivo era claro: agitar el voto del miedo.
A medida que el neofascismo se expande, el mundo se desliza hacia una distopía donde miles de ciudadanos aplauden y votan a quienes invocan grandes principios para justificar recortes en derechos y libertades. ¿Cómo se explica semejante contradicción? Basta con seguir el rastro del dinero que se invierte en explotar el miedo y la desinformación. Y no cabe duda: la estrategia funciona.
Que dolor. Espero que los chilenos no sean tan imbéciles para votar por Kast, que es la misma mierda que Milei. Con Boric ha habido mejoras y no son capaces de agradecerlo