A raíz del inicio de la campaña para la Declaración de la Renta 2022-23, el pasado 11 de Abril, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha puesto en marcha su campaña publicitaria para pedir a los contribuyentes que marquen la casilla del IRPF que establece la asignación del 0,7% dedicada a la Iglesia católica.
La jerarquía eclesiástica presenta la asignación como una prueba de que la Iglesia se autofinancia, algo absolutamente falso. Quienes marcan la “X” en la casilla católica no ponen un céntimo de su bolsillo. La propia Iglesia lo reconoce en su campaña al afirmar, en clara contadicción con su invocación a la autofinanciación, «Ni te cobran más ni te devuelven menos». Lo que ocurre al marcar la mencionada casilla es que el dinero que obtiene la Iglesia no se detrae del 0,7% que declaran sus fieles, sino del total recaudado al común de los contribuyentes en función del número de “X” marcadas. En otras palabras, los que marcan la X deciden, indirectamente, lo que tenemos que pagar los demás, queramos o no.
Por si ésto fuera poco, La Iglesia también se financia a través de la casilla destinada a fines de interés social, habida cuenta del conjunto de organizaciones caritativas y sociales vinculadas a la institución.
Este modelo de financiación por la vía del IRPF, que forma parte del sistema de privilegios económicos y fiscales de los que goza la Iglesia católica en España, supone una desviaciónde dinero público que deja de invertirse en servicios comunes de interés general (sanidad, educación, protección social, pensiones, infraestructuras, seguridad mediambiental…) para sufragar una parte del gasto eclesiástico. La Iglesia justifica el modelo invocando su labor asistencial, lo que no deja de ser pura propaganda. Cáritas, el buque insignia de dicha labor, apenas obtiene un 2% del presupuesto episcopal, mientras que una televisión como 13TV, portavoz mediático de la ultraderecha, se beneficia de una cantidad 5 veces mayor.
Por otra parte, las labores humanitarias o de beneficiencia que determinadas asociaciones católicas realizan con cargo a la casilla de fines sociales pueden ser muy loables, pero no por ello dejan de ser el resultado de que el Estado delege su responsabilidad social en manos de una institución privada que utiliza su labor social como excusa para que el erario público siga financiando el culto y el clero católicos. Es el Estado el que debe impulsar políticas públicas y habilitar partidas presupuestarias para superar los estados de necesidad y garantizar la inclusión social. Los derechos sociales no pueden depender de la cantidad de “X” que se marquen en la casilla social y, menos, servir de pretexto para otros fines.
Creo haber expuesto las razones que me asisten para no marcar en la Declaración de la Renta niguna de las dos casillas.
PD1.- Dentro de la campaña para promocionar la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta, la Iglesia católica se ha declarado víctima de una campaña de ‘fake news”. Es un clásico en la historia de la Iglesia presentarse como víctima de una persecución cuando se ponen en cuestión sus privilegios. Situada frente a la radiografía que hace aflorar sus intereses inconfesables, asocia la imagen a un juicio de valor y la atribuye a un ataque. Y no, no es necesario que la radiografía sea fruto de la razón anticlerical, basta que lo sea del mero análisis racional. Así, el falso victimismo actúa como recurso ideológico para legitimar su posición de poder.
Fernando MJ dice
El bochorno y la vergüenza me impiden hacer más comentario que este: ¡Si Jesús de Nazareth levantara la cabeza…